jueves, 31 de enero de 2013

La Navidad de antaño

La Navidad de antiguamente la podemos calificar como religiosa y al mismo tiempo divertida y de buen compañerismo y compadreo entre las personas de buena voluntad y buena fe cristiana y con buen sentido del humor. Recuerdo muy bien de aquellas familias unidas como una piña incluidos compadres y padrinos de una misma familia. A lo largo de la navidad eran inseparables disfrutando todos de aquella armonía familiar que había entre ellos disfrutando de aquellos dulces y comidas caseras de antiguamente. De las cuales nos quedaron buenos recuerdos de aquellas costumbres y tradiciones. Las que pueden servir de mucho a las generaciones venideras. Costumbres de las que nos estamos olvidando demasiado. Aquellos compadres que eran los encargados y responsables de dar una buena educación a sus ahijados para que estos se formaran como buenos cristianos. Y esa manera de asistir todos juntos a celebrar la Navidad en la Iglesia cantando esos villancicos que todavía recordamos y que se siguen cantando con orgullo y alegría. A pesar de que corrían muy malos tiempos económicos la alegría y la fe junto con la bondad Reinaba. Sobre todo aquella manera de divertirse la gente joven sin ninguna clase de violencia y de no ingerir bebidas ni drogas que les pudiera aguar la fiesta, eso era muy bonito lo contrario de lo que ocurre hoy. Esos bailes entre amigos que se organizaban todos los días festivos. Nuestro instrumento preferido era el acordeón con el que nos divertíamos a lo grande echando esas bonitas serenatas en el silencio de madrugada. La que en la mayoría de los casos nos serbia para declarar nuestro amor hacia la mujer que querías. También hay que decir que las mujeres de antes no tenían la soga tan larga como la tienen hoy y las madres las tenían mas controladas de lo que hoy están. Así cuando se enamoraban de verdad lo hacían con mas ganas y se lo tomaban mas en serio y con mas formalidad como hemos dicho muchas veces las cosas del matrimonio es una cosa de mucha responsabilidad y para toda la vida. Por eso esas madres que se sentían responsables de sus hijas no las perdían de vista ni un solo momento. Recuerdo de estos bailes de los que hemos hablado en las que las muchachas entre ellas se encargaban unas de ir recogiendo a otras de casa en casa para ir al baile. Las cuales eran responsables de volver a su domicilio de donde habían salido sanas y salvas y a la hora que habían quedado con la madre. Esta madre no se metía en la cama hasta que llegaba su hija. Algunas madres que esperaban impacientes alrededor de la lumbre y sin poder controlar los nervios iban en busca de su hija antes de la hora en que habían quedado. Incluso haciendo un cerco en el baile de esas madres desesperadas que no podían controlar sus nervios. Yo diría que era una manera de divertirse todos muy sanamente y de buena armonía entre jóvenes y mayores en la mayoría de los casos. Aquellas bonitas ruedas que hacían las muchachas cantando las coplas del carnaval y otras muchas de las cuales hoy estaríamos encantados de poderlas oír. Pero que bonita era la Navidad de antes y su gente tan solidaría los unos con los otros recuerdo de aquellos vecinos del pueblo que tenían mas posibles económicos que los demás en los días de la pascua amasaban una hornada de pan para los mas necesitados del pueblo para que al menos esos días de la pascua nos sintiéramos todos a gusto y contentos como Dios quiere. Por otra parte el día de San Antón se repartía entre los vecinos mas necesitados del pueblo un cerdo que se había cebado entre todos los que tenían grano en sus casas. Este cerdo andaba suelto por el pueblo y por donde quiera que pasaba le iban echando grano del mejor que tenían en la casa. Como cuando se moría algún rico del pueblo su familia amasaba una hornada de pan para los mas pobres demostrando su agradecimiento hacia los demas. Y despedíamos el año con una bonita costumbre la de sortear entre las muchachas y los muchachos nueva suerte para el primer día del año. Esto consistía en hacer un numero de papeletas mitad con el nombre de las muchachas del pueblo y otra mitad con los muchachos. Estas papeletas se echaban en cenachos aparte y se iban cogiendo una de cada cenacho y en el momento era boceado por las calles del pueblo fulano con fulana. Esto se hacía muy legalmente. Y de estos momentos. Estos jóvenes estaban obligados a cumplir con una costumbre y tradición. Que era la de invitar a cenar la mujer al hombre a su casa. Aunque esta tuviera novio. Incluso a bailar con “el año” que a si se le llamaba a estos jóvenes al menos por un día. Había casos en que ambos no estaban comprometidos y seguían con una buena relación y de esta manera llegaban al día de los Reyes en el que se hacían unos bonitos regalos con todo el cariño del mundo. Pasamos al día de San Anton en el que también la gente joven se divertía a lo grande guisando el puchero de San Anton reuniendo cada uno un poco de matanza de la que tenían en casa. Y de esta manera se divertían económicamente y al mismo tiempo aprovechaban la ocasión para conocerse mejor y relacionarse mutuamente en la mayoría de los casos. Porque eran tan pocas y escasas estas ocasiones. Y esta era la manera de pasar la pascua felices y contentos.

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