viernes, 14 de marzo de 2014

Jabón artesanal

El jabón ha sido siempre un artículo de primera necesidad y lo sigue siendo hoy en día. Aunque con las lavadoras lo
estamos echando en el olvido. Pero todavía se sigue usando en muchos casos. No podemos olvidar esas mujeres que gastaron muchos pedazos en el río y en los lavaderos, dejando solear los trapos en las verdes praderas. Incluso les llevaban la comida a estas muchachas para que no faltaran a su faena de regarlos de vez en cuando, que eran muchos los trapos que tenían tendidos. Al final de la jornada se traían los trapos limpios y transparentes como el sol de mediodía y es que como el jabón casero no hay cosa mejor, lavados en el río y tendidos al sol. Tenemos otra clase de jabón de aceite puro de oliva virgen sin grasas, este sólo se usa para las heridas. Estas dos clases de jabón casero sólo saben hacerlo las mujeres mayores. Ellas aprendieron de verlo hacer a sus madres y abuelas que lo hacían por necesidad para el uso de la casa y no tenían otros medios económicos para poder hacerse con él. Recuerdo ver a mi madre guardar el aceite de todo el año, en este caso los turbios que eran los asientos que se quedaban en el fondo de las vasijas, también la pringue de las matanzas y los aceites usados de todo el año. De esta manera se hacía jabón para todo el año, que era mucho el que se gastaba en una casa. Los dineros andaban escasos para comprarlo, de esta manera todo quedaba en casa, porque la aceituna era propia de nuestros campos. También hay que decir que los molinos de aceite de aquellos tiempos no producían el aceite como los de ahora que lo dejan claro y limpio. Recuerdo que muchas veces teníamos que devolver los bidones al fabricante porque tenía muchos turbios y no estaba en condiciones para comérselo. Lo bueno de este aceite es que no tenía conservantes. Los que no tenían medios para hacer jabón ni para comprarlo lavaban la ropa con grea del lejío, porque no tenían los dos reales que valía un pedazo de jabón. Los primeros pedazos de jabón que se vendieron en el pueblo los vendió un hombre que era ciego de nacimiento y andaba el pueblo como si estuviera en su casa, vendía los pedazos a perragorda. Con la mayor gracia del tacto de sus manos sabía si la moneda era falsa o si era buena, así se ganaba la vida este hombre. Muchos años después una familia numerosa y trabajadora apodada los Boliches, intentaron montar su propio negocio con el jabón, dándole un buen resultado económico. En este negocio trabajaban todos los hermanos. Era una empresa sencilla, sin maquinaria de ninguna clase, todo artesanal. Compraban turbios a precios relativamente bajos para que a ellos se les costeara el negocio que tan sacrificado y penoso era. Ya que tenían que salir de un pueblo a otro vendiendo la mercancía con sus propias caballerías y soportando las inclemencias del tiempo. Este negocio se lo montaron muy sencillamente, sólo se compraron una caldera de mediano tamaño para ir aprendiendo de su negocio hasta llegar a ser grandes profesionales. De esta manera marchaba la empresa muy bien y todo quedaba en casa. Pero las cosas fueron cambiando y la artesanía ya no era rentable sólo por la mano de obra que necesitaba. Surgió nueva maquinaria para trabajarlo y medios de transportes para su venta. Como ha ido pasando con todos los negocios, los grandes se han comido a los pequeños. El producto artesanal resulta muy costoso aunque sea de mejor calidad. Para hacer jabón casero necesitamos: 6l de aceite, 6l de agua, 1kg de sosa caústica, lejía y detergente en polvo. Al aceite le añadimos la sosa disuelta en el agua y comenzamos a mover. Echamos el detergente en polvo y la lejía y no paramos de mover (siempre en la misma dirección) hasta que el jabón espese. Cuando esté listo lo dejamos reposar entre 24-48 horas hasta que se ponga duro. Y ya lo podemos cortar en trozos del tamaño que queramos. Si quieren mas información de como se hace el jabón pueden contactar con María Salas Mesa que ella les dará la solución.

La Navidad de antaño

La Navidad de antes era muy divertida y religiosa, al mismo tiempo, a pesar de los tiempos que corrían que no eran demasiado buenos. Yo diría que mucho peor que los que estamos atravesando ahora. Pero la gente estaba acostumbrada a pasar fatigas en todos los aspectos de la vida y a pesar de todo se llevaba la vida con buen humor y respeto hacia los demás. Cada día de la Navidad se celebraba como correspondía en su momento, siempre en buena armonía entre las personas. Sin olvidar los actos religiosos, costumbres y tradiciones del pueblo, que eran muchas y para mi gusto muy bonitas. Esa misa del gallo a altas horas de la madrugada donde participaba todo el pueblo cantando esos bonitos villancicos de la Navidad. Todo esto después de haber cenado todos en familia como es tradición. Esta misa del gallo resultaba muy bonita acompañada con toda clase de instrumentos propios de la Navidad, como zambombas, castañuelas, guitarra, panderetas, timbales y demás utensilios antiguos. Y al mismo tiempo estrenando y luciendo esos bonitos vestidos que con tantos apuros se habían comprado para Navidad. Y no digo nada de aquella bonita costumbre y tradición que había de convidarse entre la familia y amigos de casa en casa durante toda la Navidad. Disfrutando de aquellos dulces caseros como mantecados de almendras y roscos de huevo y tantos otros dulces elaborados por unas mujeres expertas en la materia. Por otra parte la forma de divertirse la gente joven era muy bonita y divertida con aquellos bailes amistosos y divertidos de acordeón en los que la noche se te hacía corta con esos juegos tan bonitos que se hacían en el descanso entre muchachas y muchachos. Sin nada de alcohol de por medio, una manera sana de divertirse. Lo más bonito de todo esto es que eran después de haber estado todo el día recogiendo aceitunas, pero la juventud tiene energía para todo. Si vamos tomando nota de la lectura nos daremos cuenta del cambio tan grande que hay de la vida en que vivimos a la que les tocó vivir a nuestros abuelos. Aunque en muchas cosas nos hemos pasado siete pueblos. Recuerdo muy bien de aquellas familias unidas como una piña que no se separaban en toda la Navidad compartiendo lo poco o lo mucho que había en la casa. Por ejemplo el día de Nochebuena, ese día era especial entre la familia, hasta que no estaba toda la familia reunida no se ponía la cena en la mesa para comerse aquel gallo o pavo en salsa que era lo típico de esa noche sin que faltara el vino mosto del terreno. Y si era de la Casería o de Dúdar estaba más bueno. A todo esto sin parar de tocar la zambomba y toda clase de instrumentos típicos de la Nochebuena, acompañada de esos bonitos villancicos que quedaron en el recuerdo. Qué bonito era eso del compadreo. Una costumbre que demostraba el cariño y el respeto que había entre las personas de tu entorno. Esos familiares tan queridos como son los compadres que te han casado y bautizado a tus hijos. Estos eran respetados y queridos por toda la familia. Ellos se hacían responsables de darle una educación junto con sus padres. Incluso de que los Reyes magos les echaran unos juguetes en casa de los compadres. Tratando a estos niños como a sus propios hijos. Tantas cosas bonitas ocurrían en Navidad que sería largo y bonito de contar Como eso de compartir de lo poco que había en la casa para que esos días todos estuvieran contentos. Había por costumbre en estos días de pascua de amasar grandes hornadas de pan de aceite y mucho de este pan era repartido entre los más necesitados del pueblo. Igualmente pasaba con el tema de las matanzas sobre todo cuando llegaba el día de San Antón. Este día se le daba un poco de matanza para que todo aquel que no había podido hacer una matanza pudiera disfrutar al menos ese día tan especial y tradicional como era el día de guisar el puchero de San Antón. Esa gente joven que le hacía mucha ilusión de celebrar este día todos juntos y a lo grande, como una despedida de la Navidad. Que buenos recuerdos nos quedaron de esos días donde todo era alegría, buenas obras de caridad y buena armonía entre todos.

viernes, 17 de mayo de 2013

La esperanza y la fe son dos cosas que no debemos perder

Hay muchas cosas que no debemos perder la esperanza y la fe, el cariño de tus niños y el amor de tu mujer. Ya han llegado las lluvias las que dimos por perdidas. Sin alabanzas ni rogativas ni pedir la bendición de nuestro Santo patrón. Para que se mojaran nuestros campos que tanta falta le hacia, por la sencilla razón de que llevaba tanto tiempo que no llovía. Pero viendo que no se conseguía nada, lo volvimos a dejar donde debía estar, en el altar. Y yo digo como dice el refrán que no hay que hacerse de rogar, que cuando Dios quiere hace sol y llueve. Y al mal tiempo buena cara. Ya han venido las lluvias, también se ha cumplido el refrán, se quedaron con nosotros sin saber cuando nos van a abandonar. Dimos por perdidos unos veneros creyendo que nunca se podrían recuperar. Teniendo en cuenta que Dios es bueno y no nos quiere abandonar. Sabiendo que estamos sedientos de amor han vuelto a brotar. Pero como no estamos contentos con nada, queremos que llueva y no mojarnos jamás. Y como dice el refrán que nunca llueve a gusto de todos. Por eso en esta vida no nos podemos entender. Lo que unos esta mal para otros esta bien. Como no hay ni bien ni mal que cien años dure al cabo de los años estamos todos parejos, libres y sin costas. Ya hemos recuperado nuestras fuentes con su aguas cristalinas y transparentes. Así son sus mujeres como la corriente del agua, trabajadoras, guapas y sonrientes. Ese agua que las vio nacer y crecer, como las esta viendo envejecer. Ellas lo han visto todo, lo bueno y lo malo. Por lo menos tienen muchas cosas que contarle a los nietos. Como se pasaban lavando en el río con ese agua cristalina y fría y muy poquito que comer, lava que lava, de esta manera entre tertulias de mujeres se conformaban. Al mismo tiempo sus trapos solaban y regaban, en aquellas verdes praderas que sus trapos no mancharan. Que tiempos aquellos lo que había que trabajar para comerse un pedazo de pan llevando el agua a casa con los cantaros de barro. No sólo para hacer de comer y beber también para fregar los cacharros. Faenas que eran precisas, aunque estuviera lloviendo o nevando. Lo mismo pasaba con el campo, sobre todo en la aceituna, hay todos pagábamos el pato primero las faenas de la casa después todo el día al destajo por que los días eran cortos y había que aprovecharlos. Los niños con la abuela con ella están bien cuidados, cada uno hace lo que puede para ganarse el aceite del año. En las faenas del campo ayudaba hasta el gato. Esas lindas mujeres, en sus ratos libres, iban bordando aquellos bonitos ajuares para después enseñarlos y guardarlos. Por eso esas mujeres merecían un monumento, han trabajado mucho y todavía lo siguen haciendo ayudando a hijos y nietos. Respetemos las mujeres que son el timón de la casa, cuando falta una madre esa casa se queda triste y desamparada. Recuerdo muy bien en aquellos años que no fueron pocos los que tuvimos que pasar por toda clase de calamidades de poco trabajo. Pero si de muchas injusticias sobre todo con los más pobres como siempre pasa, que al perro flaco todo se le vuelven pulgas. Esto ha sido siempre y lo seguirá siendo mientras que exista este mundo en que vivimos. Esa madre que era la primera que se tiraba de la cama pensando lo que le iba a poner de comer. No solo a sus hijos, también al marido que era el que llevaba el timón de la casa trabajando sin descanso. Y al mismo tiempo preocupados por la educación de sus hijos un trabajo que ha dado buen fruto a lo largo de los años. Y que los hijos lo están demostrando y dando buena lección de ello a sus hijos y nietos. Esos padres que en los años de la escasez que fueron muchos, se dejaban el pellejo por sacar a sus hijos adelante. A costa de lo que fuera, pero honradamente. Ellos siempre eran los últimos en la mayoría de los casos. Recuerdo algunos hombres que estaban trabajando con un patrón todo el año, ahora no recuerdo como se le llamaba a este contrato. El cual ganaban poco más de la manutención y buena parte de la comida que llevaba este hombre al trabajo se la guardaba a sus hijos pensando como habrían pasado sus niños el día. Esos que trabajaban de pastores aunque era un trabajo más sacrificado pero tenían más ventajas para alimentar a su familia. Como era mantener un numero de cabezas de ganado en el mismo rebaño del dueño. Al menos estos niños no pasaban falta de leche, queso o de tantas cosas que producía el terreno. Estos hombres asalariados, muchos de ellos se pasaban 15 días y hasta meses sin ver a los niños ni a la mujer, los que lo recibían con los brazos abiertos deseosos de ver al padre, también con la ilusión y la esperanza de esos dinerillos que había ganado durante el mes. Que eran pocos, porque el salario de este hombre era muy bajo. Y con este triste jornal esa madre tenía que hacer maravillas para llegar a fin de mes y que sus hijos no pasaran falta de lo más preciso como el alimento y la ropa. El calzado se lo preparaban los padres en los ratos libres, que eran pocos, sobre todo cuando acostaban a los niños. Eran unas alpargatas, la suela era de soga con esparto hecha a medida de cada uno de los niños con una lona muy fuerte que le hacia duras meses y meses. Este era el calzado que había para todo el año. Porque los zapatos nos hacían daño sobre todo en el bolsillo del amo. Los varones para el campo usábamos unas albarcas hechas de las ruedas de los coches que nos duraban todo el año, que nosotros mismos hacíamos en casa cogidas con lañas de alambre. La misión de la madre además de las faenas de todo el día que no eran pocas, mientras el marido hacia el calzado, la madre pegaba unos remiendos, por cierto, muy bien pegados. Todo esto en la velada de la noche y al calor de la candela. Para que estos niños cuando se levantaran por la mañana tuvieran la ropa limpia y seca. Estos niños que con tanto trabajo y esfuerzo los estaban criando sólo con el pecho de la madre. Esa madre que después de tanta faenas amamantaba a sus hijos varias veces al día y con pocos alimentos para ella que estaba criando. Recuerdo decir a las mujeres que no era bueno darle el pecho a los niños estando la madre acalorada recién venida del campo, como en la mayoría de los casos les ocurría a estas madres trabajadoras sobre todo en verano. Esta leche materna estaba demasiado irritada y les producía a los niños unas diarreas que no podían soportar. Y a muchos de estos niños se los llevaba Santiago según decían las mujeres. Pero después se ha llegado a la conclusión de que no sólo les hacía daño la teta materna, también carecían estos niños de unos alimentos adecuados para su propia edad. Recuerdo muy bien que en verano nacían gran numero de niños y eran pocos los que llegaban al final del verano. Por las dichosas diarreas y el problema de nacimiento de dientes que también les causaba muchos problemas a los niños sobre todo en verano. El invierno era más llevadero para los niños y para los ancianos. Que estos también carecían de unos alimentos adecuados a su propia edad. Las madres durante todo el invierno estaban pendientes de sus hijos y abuelos para que no pasaran ese duro frío calentando una bolsa de salvado de trigo y poniéndosela junto al pecho del niño y de esta manera pasaban el invierno más calentitos. A los mayores se les daba otra clase de alimentos para que entrasen en calor, como unos vasillos de buen vino que los mantenía toda la noche durmiendo como cachorros. Estas madres luchadoras y trabajadoras que a pesar de los malos tiempos y de ser unas familias numerosas importantes le buscaban solución a todo. También se daban casos que se quedaba un niño pequeño huérfano. Este niño lo criaban entre varias mujeres que estaban recién paridas y en muchos casos una sola mujer daba teta a dos niños a la vez porque esta mujer tenía recursos y teta para los dos niños. También se dieron casos de que algunas madres sacaron niños de la cuna para criarlos junto con sus hijos. Ahí se cumplía ese refrán que dice: “por si eramos pocos en casa parió la abuela”. Pero todo esto se hacía con fe y voluntad hacia los demás, sin importarles el número de personas que hubiera en casa. Donde come uno comen diez, porque cada niño que venía a casa lo hacía con un pan debajo del brazo. De esta manera todos felices y contentos. Aquí el padre también tenía un papel importante para llevar el tema de la casa junto con la esposa. Pero con mucho cariño y respeto para criar a sus hijos. Este padre era el patriarca de la familia al que todos respetaban con todo el cariño del mundo. Como este padre estaba todo el día en el campo y era la madre la que estaba todo el día lidiando con los niños, siempre usaba la misma frase, “te vas a enterar cuando venga tu padre”. Y de esta manera los podía controlar durante el día. Los hijos mayores también estaban bien controlados, tenían que estar a la hora que el padre les decía. Y de esta manera dormían todos bajo llave y tranquilos. Al día siguiente del día de fiesta había que estar todos dispuestos para ir al trabajo, que era lo que nos daba de comer aunque con muchos apuros y sacrificio para salir adelante como Dios manda. En la temporada de la aceituna había que aprovechar hasta los días de fiesta porque las inclemencias del tiempo no nos dejaban muchos días libres y había que aprovechar los días buenos ya fuera día de fiesta o no. Las mujeres en esa temporada de la aceituna lo pasaban peor porque lo tenían que llevar todo adelante las faenas de la casa y las del campo. Había muchas madres que sobre todo en la temporada de la aceituna no dormían muchas horas tranquilas en su cama como Dios manda. De noche cosiendo ropa y calcetines porque no había muchas mudas que ponerse, lo mismo pasaba con la comida, se las tenían que estudiar muy bien para echar de comer a la cuadrilla de aceituneros y la mayoría gente joven con buenas ganas de comer. Igualmente pasaba con el tema de la educación que eran las mujeres sobre todo las madres las que llevaban el timón de la casa. Cuando se organizaban esos bailes de muchachas y muchachos eran las madres las que tenían que dar el permiso para que fueran al baile incluso se esperaban levantadas para ir a por su hijas. Por lo cual esas madres deben ser recordadas en todos los momentos de la vida. Que fueron los primeros que dieron la vida por nosotros y lo siguen haciendo por nuestros hijos y nietos en todos los momentos difíciles de la vida y los que nos han enseñado todo lo bueno que tenemos. Si escogemos el camino que ellos nos enseñaron es difícil que nos equivoquemos de rumbo. Al final de esta leyenda verás que todo es verdadero y justo como tu propia vida

El problema de los mayores

Es un programa estupendo, donde van los mayores a terminar con la soledad. Allí todo tiene arreglo, a buscarse una pareja porque están tristes y desamparados. La soledad es traicionera, sobre todo por la noche cuando te encierras con llave, eso es insoportable. Para alivio de las penas esta Juan con ese bonito programa donde todo tiene arreglo, para terminar con esa triste soledad. Que contentos se ponen cuando se oye el teléfono, ya se ponen nerviosos que no saben contestar, hasta piden ayuda a nuestro amigo Juan. Este que se creía que nadie lo iba a llamar recibe nada más que 150 o 300 llamadas. Muy deseosos de conocerse y con el sueño quitado se ponen a chatear con tal dulzura en sus palabras con las que se quieren conquistar. Y es que a los mayores les gusta la formalidad. Quieren ir poquito a poco, como dice el refrán, como el que va ha empezar. Pero no tan despacio que nos quedemos atrás. Porque no tenemos mucho tiempo para volver a empezar, que no somos tan niños, que tenemos la vida media. Aunque digan que el amor no tiene edad, eso no es verdad, porque los días los tenemos contados adonde quiera que vas. Pero que bonito es el amor cuando te quieren de verdad. Estos que antes no conocieron el amor, en este bonito programa, lo han podido encontrar, se vuelven tan cariñosos que no se desesperan jamas, con besitos de tornillo y abrazos cariñosos de verdad, les suben el café a la cama cosa a la que no estaban acostumbradas. Me ha tocado vivir como una reina, esta es la pura verdad. No olvidemos el programa de Juan que tanta confianza nos da. Tal y como esta vida nos tendremos que alegrar de tener la pensión para poder vivir y nuestro propio hogar. El cariño de los que nos rodean, para que queremos más. Y como dice el refrán, no hay ni bien ni mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. Los hijos muy competentes y tranquilos de que ya colocaron a los viejos y ellos se quedaron tranquilos, quitándose un peso de encima. De que cada viejo disfruta de su propia vivienda y ninguno de los dos la quieren dejar abandonada. Pero como en este programa todo tiene arreglo, estos de mutuo acuerdo toman la decisión de no dejar su casa cerrada. Se van a vivir una corta temporada, por comodidad y tranquilidad no les gusta vivir en ciudad, sin ruido de coches ni humo contaminado que les pueda molestar. A vivir su vida tranquila que bastante han trabajado ya. A vivir la vida que son dos días y todo lo demás son tonterías. El que venga detrás que las enderece. Aunque también es verdad que los tiempos han cambiado a lo largo de los años. Antes los mayores los metían en la residencia, porque no podían mantenerlos los hijos, hoy se ha vuelto la tortilla. Son los padres los que le echan un cable a los hijos y en muchas ocasiones con sus propios ahorrillos tratando de ayudar en lo que ellos pueden. De hay viene el refrán de que un padre es para cien hijos y cien hijos no son para un padre. Esos abuelos que tiene el corazón repartido entre toda la generación que los rodea y sufriendo las consecuencias de cada uno de ellos, que no son pocas. Pero que bonito cuando dan ese primer paso al cabo de varios años de soledad y tristeza y depresión pensando en su primer y único amor de su vida con el que compartieron el cariño y la ilusión de su vida. Pero que bonito es el amor cuando se queda grabado en el corazón. Aunque se trate de olvidar deja una huella que no se puede cerrar. Acudamos al programa de Juan y el nos sacara del túnel en que estamos metidos para que veamos la claridad. Tratando de mejorar esa triste soledad y de hacer felices a los demás. Porque el que se cambia de domicilio a su casa no vuelve más. Hay cosas en la vida en las que debemos pensar de hacer un bien cuando puedas sin pensar en la maldad. Que en este mundo se paga todo lo que hay que pagar, llevando la cabeza alta sin temor a tropezar. Que hay muchos que tropiezan y no se pueden levantar. Y es que la avaricia rompe el saco, como dice el refrán. A lo que vamos, como dice Juan. Y el que no llora no mama ni acaba con la soledad. Como le esta pasando a Juan, teniendo la tienda en casa y al final con ninguna se va a quedar. Y que no diga como uno de mi pueblo, que lo de quedarse soltero, eso no le pasaría más. Y es que hay cosas en la vida que no se te olvidan jamas. Que programa más divertido si te lo tomas con cariño y humor, deseando que llegue el momento de oír al presentador con esa sonrisa y guasa que tiene. Cuando llega el momento de la verdad a contar muchas cosas para poderse desahogar de esos trances tan tristes que tuvieron que pasar. Aguantando a su pareja, con los niños pequeños, eso es muy duro de contar. Cuando mas tranquilo estas, se termino el cariño y empiezan las discusiones llegando tarde a casa, algo que yo sospechaba, se nos termino el amor cuando yo no lo esperaba, me quede sola en casa con los niños sin nadie que me ayudara... Echando valor al toro con mucha tristeza y rabia trabajando noche y día para que a mis niños de nada les faltara. Hoy que ya están grandes he sido recompensada. Educando unos hijos que con su madre les basta. Esa madre luchadora que al final de sus días se esta quedando muy sola. Y necesita que alguien le quite la soledad. Le acompañe en esas largas noches encerrada con llave sin nadie que la acompañe. Esta que se lo piensa mejor, llama a Juan y medio para buscarse un nuevo amor Vayamos al programa de Juan que allí todo tiene arreglo. Es un programa muy formal aunque la gente crea que no. Aquí nadie se va sin pareja aunque no sea su nuevo amor. Al cabo del tiempo ellos se van conociendo, enamorándose, conociéndose mejor, olvidando lo pasado. Recordando el primer día en que se conocieron. Ella estaba deseosa y temblorosa de que llegara el momento de oír una llamada de ese hombre joven y perfecto que le pudiera hacer tilín. Pero de esos ya quedan pocos. Los que quedan nacieron antes de la guerra. Se tiene que conformar con uno de su edad. Este reúne las condiciones que ella quiere, no fuma, no bebe, alto, con su dentadura y su pelo moreno, viudo desde hace tiempo, sin hijos a su cargo, su buena casa y el coche nuevo. En este programa todo tiene arreglo. Lo que no tiene arreglo casarte con el que tiene muchos vicios y no tiene dinero. Tal como esta la vida eso es lo primero. No olvidemos este programa que es justo y divertido y al mismo tiempo entretenido haciendo felices unas parejas que antes no lo han sido. No debemos olvidar esas parejas que estaban solos y tristes y han terminado con la soledad. Todo esto se lo debemos al programa de Juan. Pero no hay cosa mas bonita que volverse a enamorar, de una persona que no has visto en la vida y aquí llego la hora de la verdad. Deseando y temblando de conocerse a fondo. Pero Juan que es muy cachondo les pone la mampara de por medio para que no se les vea el cuerpo, por debajo se cogen de la mano esperando el momento de que quite la mampara. Darse un fuerte abrazo y beso en la boca o en la cara. Ya han salido del trance que tanto deseaban. Ahora desearles suerte a una pareja que solos y tristes se encontraban. Y aquí corto esta historia que es muy bonita y larga de contar.

Día de la Cruz de antaño

En nuestro pueblo el Día de la Cruz se celebraba a lo grande en todos los sentidos de la vida. En primer lugar, se vestía la Cruz de claveles de todos los colores recién cogidos del campo. Una pequeña cruz de madera que adornaban esas lindas y bellas mujeres del pueblo, haciendo de ella preciosos ramilletes. Esa cruz se paseaba por las calles del pueblo durante una semana, cantándole esas coplas tan bonitas que todavía recordamos los mayores del lugar. A esto se le llamaba el Rosario de la Cruz. Primero lo sacaban las mujeres al ponerse el Sol y los hombres después de cenar, como de costumbre. Y todo esto con mucha devoción y esmero como la tradición lo requiere. Esto se hacia entre un grupo de muchachas y muchachos que eran los encargados de organizar esta bonita fiesta religiosa. En la que participa toda la juventud del pueblo. A ese grupo de jóvenes Se les llamaba mayordomos de la Virgen del rosario. Rosario que se sequía sacando tos los domingos del año con la misma cruz pero sin claveles cantando coplas diferentes que también resultaban la mas de bonitas en el silencio de la noche. Sobre todo en el rosario de la Aurora. Este rosario se sacaba a ultima horas de la madrugada. Ya había que tener mucha fe y voluntad sobre todo en el invierno con el frío. Y teniendo que dejar tu cama cuando mas a gusto se esta Los niños también disfrutaban del día de la cruz que era el único día del año que tenían para comerse el huevo con sus amigos donde se juntaban todos niñas y niños echando un buen día al aire libre el sitio preferido era el nacimiento con ese agua que te da una hambre canina. Cuando regresaban a casa rebuscaban lo que se habían dejado haciendo mesa limpia como dice el refrán. De estos días se presentaban pocos a lo largo del año porque las cosas estaban tirantes para chicos y grandes. Había que vender los huevos para compras el pescado y el azúcar que también era necesario. Pero estas madres también disfrutaban de lo lindo de ver a sus hijos incluso si eran pequeños se iban todo el día al reparo de ellos. Los niños mas mayores estos se iban al cerro de la cruz que esta en las cumbres del prado Sierra. Que en alguna ocasiones les acogido alguna tormenta del mes de mayo. Pero al final todos felices y contentos. Y como costumbre y tradición a los animales del pueblo también se les hacia su fiesta dando les unos días de descanso disfrutando de unos abundantes pastos de yerba. La que estaba reservada para el día de la cruz. Día en que se aprovechaba para limpiar y echar las acequias de nuestras vegas. Esta fiesta de los animales de labor como vacas burros mulos caballos Esta fiesta resultaba interesante y al mismo tiempo bonita. Ver todos los animales del pueblo juntos luciendo los mejores cencerros y lujosos collares de campanillos. Estos también tenían derecho a disfrutar de unas vacaciones que durante todo el año estaban muy cansados de trabajar sin compasión de ninguna clase. En estos días cada uno arreglaba sus bestias haciéndole el pelado para que se pasaran el verano lomas fresco que pudieran Que después de bueno viene lo malo como era la trilla que lo pasaban las bestias fatal con tanta calor. Que esto también resultaba interesante y bonito. Todo esto en nuestro hermoso y bonito ejído. Lugar que siempre ha estado al servicio del pueblo. Lugar que hoy día como los tiempos han cambiado esta destinado a lugar de ocio y deportes y festejos del pueblo disfrutando de este bonito y atractivo parque natural entre mezclado con arboles frutales. Lugar que debemos cuidar y conservar en buen estado para todos los vecinos del pueblo y los que vengan de fuera.

La Semana Santa de antaño

Vamos a tratar de explicar como era la Semana Santa de antes. Aunque nos parezca extraño y exagerado esto que vamos a oír, así estaban las cosas al menos en nuestro pueblo de Beas. Llegando la Semana Santa quedaban suspendidos o anulados toda clase de trabajos, a no ser que fueran muy urgentes. Igualmente pasaba con los vehículos, estos no se podían mover de su sitio salvo en casos extremos de enfermedad. Desde las 12 del Jueves Santo todo quedaba paralizado, salvo los actos religiosos que eran muchos y respetados. Como también era muy respetado el tema amoroso, que durante esos días no tenían relaciones de ninguna clase, tanto novios como matrimonios. No había el tinglado de tabernas que tenemos hoy en día. En una palabra que casi todo era pecado, hasta el respirar. Y la religión se llevaba a raja tabla. No se podía ingerir bebida de ninguna clase durante las horas de riguroso ayuno, ni comer carne de ninguna clase. Sólo con mirar a una mujer ya habías pecado, también con fumarte un cigarro. Las campanas no tocaban hasta el Sábado de Gloria que era cuando repicaban a gloria. Para acudir a los actos religiosos que celebraban en la Iglesia se usaba un instrumento hecho de tabla llamado Carraca. Con él nos divertíamos los jóvenes de aquellos tiempos, dando una vuelta alrededor del pueblo, anunciando que había llegando la hora de acudir al Templo a orar al Señor. Eran unos días de mucha fe religiosa que se vivía entre la gente, sobre todo entre las personas mayores. Las que llegando estos días no hacían otra cosa mas que adorar al Señor. Con ese Vía crucis o entierro de Cristo por las calles del pueblo, con un silencio que no se sentía a nadie ni respirar. Salvo algunas saetas que se cantaban durante el recorrido que se hacía por el pueblo, con aquellas piadosas mujeres vestidas de mantilla y peineta con toda la devoción que esto requiere. Además de todo esto, en estos días era un ir y venir de gente a la Iglesia a visitar al Señor en todos los actos religiosos que se celebran. Esto se hacía las 24 horas del día. Durante la noche lo hacían los hombres en turnos y en las horas que le pertenecía a cada calle del pueblo. Recuerdo que todo esto se hacía con gran devoción y respeto tanto la gente joven como los mayores. El tema del ayuno también se llevaba a raja tabla durante estos días. El ayuno era rigurosamente respetado y sin abusar de la comida en las horas que te tocaba comer, lo tenías que hacer con moderación y respeto al ayuno. Por la noche tan solo una pequeña taza de chocolate, a esta cena se le llamaba Colación. Por la mañana era un ayuno general que no se tomaba ni agua hasta el medio día, que era cuando comía toda la familia junta como era costumbre en días tan señalados como los de Semana Santa. Ese potaje de garbanzos con bacalao y acelgas, que decían que en estos días salía más bueno que en todo el año, yo creo que era por las horas que llevabas sin cruzar un esparto. De segundo plato la típica tortilla de bacalao y de postre esas ricas natillas o arroz con leche, que también estaba muy rico. A estas alturas del día todo estaba muy bueno. En esta comida del medio día se desquitaba lo perdido de la hambre ahorrada. Yo creo que era muy diferente de la Semana Santa de hoy, que vivimos estos días nada más que para disfrutarla a lo grande sin acordarnos que estamos en unos días de reflexión religiosa, que no nos permite tanto lujo. O por lo menos así eran nuestras creencias de antiguamente. En las que nos decían nuestros padres que estos días no trabajaban ni los pájaros en sus nidos ni ponían huevos en sus incubadoras. Estos días se dedicaban nada más que a velar al Señor las 24 horas del día, hasta el Sábado de Gloria a las12 de la noche cuando se hacía la ceremonia y la bendición del Cirio Pascual, ceremonia que resultaba muy bonita e interesante. Pasando de unos días tristes a otros de más alegría. Para todos los creyentes como toda persona que comienza una nueva vida de un año para otro, tratando de mejorar en todos los aspectos de la vida y acercarse cada vez más a todo aquel que lo necesita. Todo esto era un acto como penitencia que se debía cumplir como buen cristiano con buena fe y voluntad hacia todo ser humano. Una bonita tradición que no debemos dejar que caiga en el olvido.

Los Carnavales de antaño

Tratemos de explicar como eran los carnavales de antiguamente. Recuerdo muy bien que se divertía la gente a lo grande sin rencores de ninguna clase, ni disfraces que pudieran causar algún peligro, todo al descubierto y con buena fe. Todo con buen humor y con ganas de divertirse. Sobre todo aquellas guapas y bellas mujeres cantando esas bonitas coplas del carnaval. Las cuales todavía se escuchan cantar sobre todo en las mujeres mayores que quieren que queden en el recuerdo de las nuevas generaciones venideras. Como también se conservan los bailes antiguos. Recuerdo aquellos bonitos y bellos refajos con los que se vestían, siendo todo un lujo para la fiesta del carnaval. Fiesta que duraba tres bellos y hermosos días combinados con el baile de acordeón del que disfrutamos todos, mujeres y hombres, y en el descanso del baile se cantaban las coplas del carnaval todos juntos. Lo más bonito e importante de estas mujeres era que ellas mismas se hacían esas prendas tan bonitas para lucirlas en el carnaval. Prendas muy valiosas como era el refajo carnavaleño de aquellos tiempos con esos bonitos bordados. Ropas que aun todavía se conservan en buen estado con todo el cariño del mundo. Y que aun se siguen usando en las nuevas generaciones como buen recuerdo de nuestros antepasados. Y al mismo tiempo recordar aquellas humildes y bellas mujeres que lo mismo que sabían divertirse también sabían y estaban capacitadas para hacer toda clase de trabajos. Esas mujeres que llegaba el carnaval y se olvidaban de todas las penas reflejando una bonita alegría en su rostro. Cantando esas bonitas coplas del carnaval por las calles del pueblo y al mismo tiempo poder lucir aquellos bonitos y bellos disfraces que ellas habían bordado con sus propias manos. Traje que también se lucía en aquellos bailes de acordeón que, para complacer a esas lindas mujeres, organizábamos los hombres y de esta manera honradamente nos lo pasábamos bomba los tres días del carnaval y con buen sentido del humor el que corría en aquellos tiempos tan dificiles que tuvimos que soportar. De ahí viene ese refrán que dice que al buen tiempo buena cara. Y que no hay ni bien ni mal que cien años dure. Aquí os escribo una de esas coplas que cantaban las mujeres en carnaval: UN DOMINGO CARNAVAL. Un domingo carnaval de gitana me vestí y me fui al salón de baile por ver mi novio allí. Y me dice gitanita: quieres hacerme el favor de decirme con salero la gracia que tengo yo. Eres un chico muy guapo y tienes buen corazón, pero tienes en falta que eres un camelador. Tú has camelado mujeres, yo te diré las que son: una morena con gracia y otra más rubia que el sol. Si te casas con la rubia, tú serás un desgraciado. Cásate con la morena y serás afortunado. Yo me caso con la rubia aunque sea un desgraciado y a la morena la dejo aunque sea afortunado. Adiós Pepe, me voy, que es mi madre la que espera. Si quieres saber quién soy, soy tu novia la morena, la que te quiso de veras, la que te juró el amor y tú como eres tan pillo me robaste el corazón.