Para  el  día  de la mujer yo  os quiero  recitar  una  bonita poesía  basada  en  la realidad aunque  sea más  débil  que el hombre  hay  que saber  respetar.  Porque  es un ser humano  con los mismos  derechos  que los demás. 
Cuando llega al matrimonio  es todo color de rosa  y cuando  pasan cuatro  días  ya  han cambiado  las cosas. 
El  matrimonio  es una cosa  muy seria  cuando se saben  respetar  ¡ay que ver  lo bien que se llevan!,  hasta  en los hijos  se nota  esa buena unión  y  que les viene de los padres  una buena educación. 
Volvamos  a tiempos atrás aquellos  tiempos  tan difíciles  de llevar. 
Pero  eramos  muy  cocientes  de lo que  nos  iba  a pasar. 
Aquellas  muchachas  tan   humildes  se preparaban  su ajuar  puntada sobre puntada. Que  orgullosos  estaban  los padres cuando  lo ponían  a enseñar. 
Y deseando  el día  que se  iban  a casar. 
Lo primero que era cuando  venían los hijos  y con ellos  formar  un bonito hogar. 
La  madre era muy  buena madre les cambiaban  los pañales  y le hacia  el biberón. 
Porque  ellas al marido  no le echaban  esa obligación. 
Y si  en algo al marido  le tenían que  ayudar  les dejaban los niños a la vecina y muy  contenta  que iba  a trabajar. Había  alguna que otra discusiones  como  es natural. Pero  como no era nada importante  no se guardaba rencores  cuando  volvía  el marido del trabajo era muy bien recibido de esa esposa  tan buena  y también  de sus hijos.
Allí  no se ponía  la mesa  hasta que  el marido  llegaba.  Y es que los padres  son  los padres. 
A los que no debemos  olvidar  que  han pasado mucho para podernos criar. 
Estos padres y abuelos  que tanta ilusión  tienen cuando  van  sus hijos y nietos a  hacerles  una visitilla, hasta le dan unos dinerillos  y es que les tiene tanto  cariño que nunca  se les olvida. 
Estos  abuelos tan buenos  cuando les  falta su pareja   ya  se sienten muy  tristes y les dicen a sus hijos yo quisiera morirme. 
Y es que  se han sabido  respetar. Cuando falta alguno de los dos  hasta se  echan a llorar. 
Diciendo  estas palabras   yo  tengo la vida amarga. 
Por eso  a los padres  hay  que saber  respetar  que han pasado mucho  para podernos criar. 
Si en algo me  he equivocado  me tenéis  que perdonar.
 
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